Andreu Ródenas
Las cataratas son un accidente natural que desde pequeño me tiene fascinado. Siempre que he viajado y he organizado rutas he procurado que en todos los lugares a visitar se pudiera disfrutar de la imagen de un salto de agua, sin importarme el tamaño o la cantidad.
He tenido la suerte de poder ver algunas de las más famosas del mundo como las de Niagara o Iguazú, pero también muchas de desconocidas que al final han sido un premio para mis ojos, como las del Milford Sound en Nueva Zelanda o las del río Celeste en Costa Rica.
He visto de muy caudalosas, de muy anchas, de muy altas, de muy estrechas, algunas casi sin agua, otras que se parecen a fuentes artificiales, algunas de nacidas directamente del hielo de glaciares, otras en medio de bosques tropicales o erosionando paredes de lava solidificada, también me he bañado en algunas con el agua bien fría o bien caliente.
Sin embargo me queda mucho por ver como por ejemplo las Cataratas Victoria en el rio Zambeze (Zambia), el Salto Angel en el Parque Nacional Canaima en Venezuela, o algunas de las que existen en Islandia como las Dettifoss o las Selfoss
A continuación os dejo un video-montaje fotográfico de todas las que he podido ver a lo largo de estos años:
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