Andreu Ródenas
En mi viaje a Patagonia y Tierra de Fuego estuve por unos días en Chile. La parte chilena de la Patagonia es mucho menos árida y ventosa que la parte de Argentina ya que la cordillera de los Andes hace de barrera natural y las precipitaciones tanto en forma de lluvia como de nieve son enormes a lo largo del año. Estas lluvias y nevadas provocan que el agua sea el elemento dominador de la vida y fauna de este lugar.
En la patagonia chilena hay fiordos, lagos, glaciares, islas, ríos muy caudalosos, volcanes y bosques infinitos. La zona más austral de Chile contrasta y mucho con los desiertos del norte del país, aquí el agua, el hielo y el verdor inundan todos los lugares dando como resultado unos paisajes únicos y espectaculares como no se encuentran en otros lugares de la tierra . Visitamos dos parques nacionales en los cuatro días que pasamos en la ciudad de Puerto Natales a 300 kms del estrecho de Magallanes. Esta zona remota del mundo preserva aún toda la belleza de la naturaleza, así como, sin rehuir de la vida moderna, muchos aspectos ancestrales de sus gentes. La huella del turismo existe pero de momento no ha cambiado mucho la vida de los pocos habitantes de los poquísimos pueblos que hay. Seguramente que la dedicación a la pesca o ganadería ha bajado en beneficio de la creación de servicios al turismo pero seguramente esto ha posibilitado que muchas de estas gentes no han tenido que emigrar por motivos exclusivamente económicos.
En un principio el viaje a Iguazú, Patagonia y Tierra de Fuego estaba pensado para visitar sólo el lado argentino, pero no pudimos resistir la tentación de visitar alguno de los parques nacionales chilenos y, la verdad, no me imagino un viaje a la Patagonia sin por lo menos pasar un par de días en Puerto Natales o Punta Arenas para ir a visitar el parque nacional de Las Torres del Paine.
Nosotros alquilamos un coche en El Calafate y fuimos en dirección sur por la famosa carretera nacional 3 que cruza todo Argentina de norte a sur. Esta carretera es de referencia para aventureros y viajeros atrevidos pues tiene cerca de 5.500 kms de recorrido y más de la mitad son por pistas de grava o «ripio» como dicen ellos. A 500 kms al sur de El Calafate hay un pueblo minero que se llama Río Turbio y es fronterizo con la ciudad chilena de Puerto Natales, son 500 kms de rectas que no acaban nunca, de viento y tierra de color ocre sin pueblos, donde la vida la ponen los rebaños de ovejas y vacas pastando en terrenos infinitos y algunos ñandús y guanacos salvajes, se trata de un paisaje monótono, de una tierra dura e inhospita que tan sólo se ve rota por alguna laguna a modo de «oasis «o alguna estancia (rancho) solitaria.
Río Turbio tiene este nombre debido al color que toman sus aguas debido a las minas de carbón que hay y que son el medio de subsistencia de toda la comunidad, también tienen como medio de subsistencia en menor medida la venta de gasolina a los chilenos que desde el otro lado de la frontera se acercan a llenar los depósitos debido a la diferencia de precios, para sobrevivir en estas latitudes cualquier ahorro es muy importante.
La frontera argentina nos recordó aquellos pasos fronterizos de las décadas de los 50 y 60 en plena dictadura, con policías poco amables y mal arreglados, instalaciones dejadas y semi-abandonadas. En cambio la frontera chilena era mucho más moderna y preparada, aquí sin duda se notó la diferencia entre la riqueza de los dos países vecinos. Una vez en Puerto Natales decidimos ir un par de días al Parque Nacional Las Torres del Paine y tambien hacer una excursión de un día completo visitando algún fiordo y alguno de los glaciares del lado chileno. De hecho esta excursión nos sirvió para poder visitar el parque de las Torres del Paine sin tener que hacer los 120 kms de ida y otros tantos de vuelta que hay entre Puerto Natales y el parque nacional. Por el camino paramos a visitar brevemente el Parque Nacional Bernardo O’Higgins que está a medio camino dentro del fiordo llamado Última Esperanza, en este parque conocimos los glaciares Balmaceda y Serrano, para llegar a hacer la aproximación al glaciar Serrano tuvimos que caminar cerca de una hora por un bosque que más bien era un jardín botánico que te quitaba el hipo.
Después de esta parada y ya dejando el fiordo fuimos a remontar el río en una zodiac durante más de 30 kms hasta entrar dentro del Parque Nacional Torres del Paine. En un día se puede visitar pero la visita se quedará muy corta y eso que no hablo de ir a hacer alguno de los trekkings que hay, eso lo dejo para los más montañeros. Simplemente para cruzarlo en coche por sus pistas principales haciendo paradas en los lugares más emblemáticos ya requiere un día completo. No os engañaré si os digo que probablemente este lugar está entre las mejores visitas que he hecho junto con las cataratas de Iguazú al norte de Argentina, el Gran Cañón en Colorado (EEUU) y el Mt.Cook en Nueva Zelanda.
Como es sabido que las imagenes valen más que mil palabras, os dejo un amplio resumen de nuestra visita a las Torres del Paine y al Parque Nacional Bernardo O’Higgins.
Los artículos que he escrito relacionados con Chile son: